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Nuestras Raíces

agosto 18, 2016 at 7:22 , 1 comentario
Valencia 17/08/2016
Iglesia misionera restauradora el Dios verdadero
siervo de Cristo: Pedro Quiroz

estudio bíblico conciso, sobre historia de la iglesia


"Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros" (Mateo 5: 11-12)

Para los primeros cristianos, el sufrir el martirio era una bienaventuranza,  y de hecho, muchos mártires respondían a su sentencia de muerte con un “Gracias a Dios"

¿Quiénes eran estos cristianos primitivos de los que tanto hablamos en las iglesias del siglo XXI y de los que ignoramos casi todo?, ¿Cómo pensaban y cuál era su carácter, su forma de vivir la fe?, ¿Qué tipo de persona se dejaría despedazar por las fieras, o quemar viva, o cornear por un toro hasta la muerte, únicamente por no verter una pizca de incienso en un altar público, o por no reconocer el carácter  divino que decían tenía el emperador"? ¿Con qué tipo de problemas se tuvieron que enfrentar?

El imperio romano y sus leyes protegían la libertad de culto y hasta veían bien las diferentes religiones que, de todas las naciones, se iban implantando en Roma. Es por esto que no deja de ser paradójico  el hecho, de que el  cristianismo fuese la excepción.
Si bien es cierto que algunos emperadores perseguidores como Nerón o Domiciano fueron verdaderos demonios y monstruos de maldad en vida; no deja de ser significativo que otros que ordenaron matanzas y persecuciones de cristianos han pasado a la historia como emperadores filósofos o mecenas del arte y la cultura, que aún hoy son leídos y publicados como Trajano, Marco Aurelio y Diocleciano.
El cristianismo dio sus primeros pasos bajo  la sombra perseguidora del judaísmo, del que los romanos no lo diferenciaban, y por lo tanto no tenían problemas. No podemos negar que la historia de la primera iglesia judía de Jerusalén se abre con la persecución de sus propios hermanos de raza y de religión (puesto que los primeros creyentes judíos no aceptaban una nueva religión fuera del judaísmo). De hecho el mismo Saulo de tarso (después conocido como el apóstol pablo) comenzó como un símbolo del odio ciego del judaísmo tradicional contra el judaísmo mesiánico de la nueva secta (como los consideraban ellos) de los seguidores de Jesús de Nazaret.

Fue durante el año 64 d.C. que la cristiandad romana pasaría por su primera prueba de fuego, en una calurosa noche de julio, cuando, provocado por el enajenado y monstruo de maldad, el emperador Nerón, un terrible incendio se Declaró en las inmediaciones del circo máximo . No pasaría mucho tiempo para que el grito de la chusma alborotada resonase con el tristemente famoso: "Los cristianos al león", que no se extinguiría hasta dos siglos y medio después.
Tertuliano de Cartago, conocedor de las leyes Romanas afirma sin duda alguna que existió un "Institutum Neronianum" o ley del emperador Nerón contra los cristianos, cuyo fundamento básicamente era este: "Ut christiani non sint" o lo que es lo mismo "No es lícito ser cristiano".
No importa si el acusado no había cometido algún delito, o si es un ciudadano ejemplar: el delito es el simple hecho de ser cristiano, imagínese lo que estas personas sufrieron para nosotros poder disfrutar de estar hoy aquí predicando el evangelio que ellos predicaron en nombre de Jesús. Cuantos nombres de cristianos que fueron mártires conocidos como Pedro, Pablo, Santiago, Esteban, y otros, pero cuantos cristianos anónimos que no conocemos sus nombres, pero que fueron quemados aun con sus esposas e hijos.
  
 Plinio gobernador romano, mando una carta al emperador trajano preguntando:   Qué se debe castigar en un cristiano, y en qué medida se debe castigar a un cristiano.  ¿Se debe de castigar el mero hecho de tener el nombre de cristiano, o los posibles delitos entorno al hecho de llevar nombre de cristiano?¿Se debe castigar a todos los cristianos por igual, o se debe tener alguna consideración por cuestiones de edad... La respuesta de Trajano a su amigo Plinio fue: El cristianismo no debe de ser perseguido de oficio por las autoridades imperiales (lo que es un reconocimiento de su inocencia), pero si los cristianos son delatados conforme a la ley (no valen, pues, acusaciones anónimas) hay que castigarlos con dureza. 
Esto es, pues, un sin sentido: Personas a las que se deja vivir con toda tranquilidad, son llevadas a la muerte si tan solo a alguien se les ocurre acusarles como cristianos. La persecución no es contra los posibles males o delitos que hayan podido causar los cristianos, sino contra el nombre de cristiano
Así Tertuliano dirá: "Si confesamos, se nos tortura; si perseveramos se nos castiga; si apostatamos se nos absuelve, pues la persecución es solo contra el nombre"Así la sentencia de muerte a un cristiano, no menciona otro crimen que el hecho de llamarse cristiano. “
amigo lector estos son los héroes de la fe, de los cuales no conocemos sus nombres, pero seguro ellos están hoy día delante de la presencia del Señor, participando de la vida eterna y esperando por los cristianos de este tiempo que al igual que ellos recibirán la corona de gloria”

 En el acta del tormento de los Mártires de Lión, (Son la transcripción de los procesos verbales redactados por las autoridades romanas y conservadas en los archivos oficiales). (En ningún tribunal faltaban los notarios porque recogían taquigráficamente todos los actos del proceso, señaladamente en el interrogatorio, por medio de notas o signos de abreviación. Luego se traducía a escritura vulgar, y así pasaban las piezas a los archivos judiciales. La labor de redacción de las actas y su conservación en los archivos oficiales era obra de los magistrados romanos.  Por otra parte estos hechos también fueron fielmente narrados por las iglesias de estas regiones en cartas que enviaban a las demás iglesias hermanas). Por ejemplo podemos leer  el celo y temor de un cristiano llamado Santos, para no negar el Nombre del que le salvó. El relato es estremecedor, más si pensamos cuantas veces hoy en día los "cristianos" se avergüenzan de confesarse como tales ante el mundo: dice el documento: "También Santos, habiendo experimentado en su cuerpo todo los tormentos que el ingenio humano pudo imaginar, y cuando esperaban sus verdugos que a fuerza de torturas conseguirían hacerle confesar algún crimen, estuvo tan constante y firme que no dijo su nombre ni el de su nación, ni el de su ciudad, ni aún si era siervo o libre, sino que a todas las preguntas respondía en latín: "Soy cristiano". Esto era para él su nombre, su patria y su raza, y los gentiles no pudieron hacerle pronunciar otras palabras. 
“Trajano el emperador asesino de nuestros hermanos en la fe decía: “Los que confiesen el nombre de cristianos han de ser ejecutados, los que lo nieguen, absueltos"


algunas notas Del libro de los mártires,  para nuestro conocimiento
. Matías
De él se sabe menos que de la mayoría de los discípulos; fue escogido para llenar la vacante Dejada por Judas. Fue apedreado en Jerusalén y luego decapitado.
. Andrés
Hermano de Pedro, predicó el evangelio a muchas naciones de Asia; pero al llegar a Edesa fue  prendido y crucificado en una cruz cuyos extremos fueron fijados transversalmente en el suelo. De ahí el origen del término de Cruz de San Andrés.
. San Marcos
Nació de padres judíos de la tribu de Leví. Se supone que fue convertido al cristianismo por Pedro, a quien sirvió como amanuense, y bajo cuyo cuidado escribió su Evangelio en griego. Marcos fue arrastrado y despedazado por el populacho de Alejandría, en la gran solemnidad de su ídolo Serapis, acabando su vida en sus implacables manos.
. Tomás
Llamado Dídimo, predicó el Evangelio en Partia y la India, donde al provocar a los sacerdotes paganos a ira, fue martirizado, atravesado con lanza.
. Lucas
El evangelista, fue autor del Evangelio que lleva su nombre. Viajó  por varios países, y se supone que fue colgado de un olivo por los idolátricos sacerdotes de Grecia.
. Juan
El «discípulo amado» era hermano de Jacobo el Mayor. Las iglesias Esmirna, Pérgamo, Sardis, Filadelfia, Laodicea y Tiatira fueron fundadas por él. Fue enviado de Éfeso a Roma, donde se afirma que fue echado en un caldero de aceite hirviendo. Escapó milagrosamente, Domiciano lo desterró posteriormente a la isla de Patmos, donde escribió el Libro Apocalipsis. Nerva, el sucesor de Domiciano, lo liberó. Fue el único apóstol que escapó de una muerte violenta.

Muchos fueron crucificados en el Monte Ararat, coronados de espinas, siendo traspasados con lanzas, en imitación de la pasión de Cristo.
 Eustaquio, un valiente comandante romano, con muchos éxitos militares, recibió la orden de parte del emperador de unirse a un sacrificio idolátrico para celebrar algunas de sus propias victorias. Pero su fe (pues era cristiano de corazón) era tanto más grande que su vanidad, que rehusó noblemente.  Enfurecido por esta negativa, el desagradecido emperador olvidó los servicios de este diestro comandante, y ordenó su martirio y el de toda su familia…….. En el martirio de Faustines y Jovitas, que eran hermanos y ciudadanos de Brescia, tantos fueron sus padecimientos y tan grande su paciencia, que Calocerio, un pagano, contemplándolos, quedó absorto de admiración, y exclamó, en un arrebato: « ¡Grande es el Dios de los cristianos! », por lo cual fue prendido y se le hizo sufrir pareja suerte.
 Las crueldades ejecutadas a los cristianos  fueron de tal calibre que muchos de los espectadores se estremecían de horror al verlas, y quedaban atónitos ante el valor de los sufrientes. Algunos de los mártires eran obligados a pasar, con sus pies ya heridos, sobre espinas, clavos, aguzadas conchas, etc., puestos de punta; otros eran azotados hasta que quedaban a la vista sus tendones y venas, y, después de haber sufrido los más atroces tormentos que pudieran inventarse, eran destruidos por las muertes más temibles. Germánico, un hombre joven, pero verdadero cristiano, siendo entregado a las fieras a causa de su fe, se condujo con un valor tan asombroso que varios paganos se convirtieron a aquella fe que inspiraba tal arrojo. Policarpo, el venerable obispo de Esmirna, se ocultó al oír que le estaban buscando, pero fue descubierto por un niño, Tras dar una comida a los guardas que le habían prendido, les pidió una hora de oración, lo que le permitieron, y oró con tal fervor que los guardas que le habían arrestado sintieron haberlo hecho. Sin embargo, lo llevaron ante el procónsul, y fue condenado y quemado en la plaza del mercado. El procónsul le apremió, diciendo: «Jura, y te daré la libertad: Blasfema contra Cristo.» Policarpo le respondió: «Durante ochenta y seis años le he servido, y nunca me ha hecho mal alguno: ¿Cómo voy yo a blasfemar contra mi Rey, que me ha salvado?» En la estaca fue sólo atado, y no clavado como era costumbre, porque les aseguró que se iba a quedar inmóvil;

¿Cómo Vivían los cristianos en los primeros tres siglos?
Se sabe que en los inicios de la Iglesia primitiva no había templos. Los cristianos se reunían en las casas, ya que la casa era la estructura base del cristianismo primitivo. Es decir, la Iglesia era la institución que aglutinaba a las iglesias domésticas, Esta situación duró hasta el siglo IV, cuando (a partir del emperador Constantino) se construyeron los primeros templos cristianos. 
Hasta entonces, o sea durante tres siglos, la Iglesia no tuvo templos, es decir, no tuvo espacios sagrados. Porque lo sagrado, para la Iglesia de aquellos tiempos, no estaba en determinados edificios o locales concretos, sino que lo sagrado eran las personas.
 Que diferencia en las iglesias de hoy día donde sus líderes se preocupan más por el templo hecho de manos que por el bienestar y la salud del hermano o la hermana. Hay iglesias que están gastando miles de bolívares en estructuras de hierro y cemento, mientras hay hermanos que están padeciendo necesidades. Y aún son tan avaros que los hermanos que las construyen no son remunerados por los pastores como se debe, sino que les dicen: tranquilo hermano que usted está trabajando en la obra de Dios. Que equivocado están, no tienen un velo, lo que tienen es una sábana gigante en sus rostros.

El ejemplo que dejo Jesús con respecto a los templos

Por lo que cuentan los evangelios, Jesús no levantó ningún templo ni capilla. Ni organizó un centro de espiritualidad o una casa de retiros. Jesús fue un laico que vivió laicamente como un profeta. Un profeta además que, como sabemos, tuvo serios conflictos con el templo de Jerusalén y sus sacerdotes. Hasta que aquello terminó trágicamente en la Pasión y en la cruz.
 Después de la Resurrección y de Pentecostés, el libro de los Hechos cuenta que, cuando mataron al primer mártir, Esteban, éste, precisamente cuando lo iban a matar, dijo que "el Altísimo no habita en edificios construidos por hombres" (Hech 7, 48). 
 Los primeros cristianos tenían razones muy serias para decir estas cosas. Aquellos cristianos no querían templos. El motivo de este rechazo no era económico (aunque no tenían dinero para tales edificios), ni político (aun teniéndose que ocultar en tiempos de persecuciones). El motivo por el que rechazaban los templos era teológico. Porque una de las convicciones más fuertes de la Iglesia de aquellos primeros siglos cristianos era que el templo de los cristianos es la comunidad (1 Cor 3, 16-17; Ef 2, 21) o cada cristiano en particular (1 Cor 6, 19; 2 Cor 6, 16).
 Lo cual quiere decir, lógicamente, que para los cristianos (los de entonces y los de ahora) no hay más templo que la comunidad misma o cada ser humano en concreto. Es decir, el lugar del encuentro con Dios no es un espacio material (geográfico), sino el espacio humano del encuentro entre las personas. Donde los humanos se encuentran, se comunican, se unen y conviven, ahí es donde se encuentra a Dios. Los cristianos se reunían en las casas, ya que la casa era la estructura base del cristianismo primitivo.
Esta manera de pensar, tan revolucionaria, duró algún tiempo, no mucho. Sólo aguantó tres siglos. A partir del momento en que la Iglesia se vio con poder, Expresó ese poder (entre otras cosas) en los edificios, es decir, levantando iglesias, templos, basílicas y capillas. Le invito a conocer un poco la época de la iglesia imperial, que surge con Constantino, y el edicto de Milán, que sería el primer paso para declarar al cristianismo como religión oficial del imperio romano.
Es opinión universal que los primitivos cristianos no tuvieron templos, ni altares, ni cirios, ni incienso, ni agua bendita, ni ninguno de los ritos que los pastores de la Iglesia instituyeron más tarde, según las exigencias de los tiempos y las circunstancias, y sobre todo, según las necesidades de los fieles.
Atestiguan Orígenes, Atenágoras, Teófilo, Justino y Tertuliano que los primitivos cristianos abominaban de los templos y los altares. No pensaban así únicamente porque los gobiernos no les querían conceder al principio el permiso para edificar templos, sino porque sentían aversión a todo lo que se relacionaba con las demás religiones, y esa aversión la tuvieron durante doscientos cincuenta años. Así lo demuestra Minucios Félix, que vivía en el siglo III, diciendo: «Creéis —de este modo hablaba a los romanos— que ocultamos el objeto de nuestra adoración porque no tenemos templos ni altares. ¿Por qué hemos de erigir a Dios templo, cuando el mismo hombre es su templo? ¿Qué templo le hemos de edificar, si el mundo, que es obra suya, no basta para contenerle? ¿Cómo hemos de encerrar el poder de su inmensa majestad en una casa sola? Es preferible que le consagremos un templo en nuestro espíritu y en nuestro corazón».
Jesús mismo nos dejó bien claro el tipo de persecuciones por las que los verdaderos cristianos pasarían en todos los tiempos, muchas veces de parte de falsos cristianos que decían representar a la "verdadera y única iglesia", así está escrito:
"He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernador y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Más cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mateo 10:16-22).

Conclusión

Cristo, llevando la cruz, recibió agravios, falsas acusaciones, insultos, tortura… pero tenía plena conciencia de quien era Él en Dios. Esa identidad bien afirmada era lo que le mantenía en un estado de liberación sin rencores. Incluso pudo decir aquello de: “perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). La mayoría de nuestras dificultades, que nos mantienen esclavos y atados emocionalmente, es porque  no sabemos cuál es nuestra identidad. Los primeros cristianos al igual que Cristo sabían quiénes eran ellos, sabían cuál era su identidad. Y ese conocimiento también debe morar en nosotros.  Las ataduras  se deben a que todavía no hemos asimilado lo que Dios dice de nosotros en su Palabra. El Evangelio afirma que nuestra identidad nos la ha dado es Cristo, y que no depende de lo que otros digan acerca de nosotros, ni siquiera dependemos de las mentiras que podemos pensar acerca de nosotros mismos. La obra de Cristo ha roto todo eso, y aunque tú hubieses sido la única persona en la tierra, Cristo también habría venido a este mundo tan sólo a morir por ti.


El Edicto de Tolerancia, 313. Mediante este edicto Constantino dio "a los cristianos y a Todos los demás plena libertad de seguir aquella religión que cada uno escoja," primer edicto de esta naturaleza en toda la historia. Fue más allá: favoreció a los cristianos en todas formas; llenó de ellos muchos puestos prominentes; eximió de impuestos y del servicio militar a los ministros cristianos; impulsó la construcción de iglesias; hizo del cristianismo la religión de su corte; emitió en el año 325 una exhortación general a todos sus súbditos a que abrazaran el cristianismo; y por cuanto la aristocracia romana persistió en adherirse a sus religiones paganas, Trasladó la capital a Bizancio, llamándola Constantinopla. La "Nueva Roma" y capital del imperio cristiano. Constantino había hecho que lo fuera en la práctica, pero llegó a serlo oficialmente bajo Teodosio (378-395), quien hizo obligatoria la membresía en la Iglesia. Fue la peor calamidad que jamás le haya sucedido a la Iglesia. Hasta los días de Constantino la conversión era voluntaria, un cambio genuino de corazón y de vida. Pero ahora la conversión obligatoria llenó a las iglesias de gente no regenerada. Compenetró a la Iglesia el espíritu militarista de la Roma imperial. La Iglesia cambió de naturaleza, y sobrevinieron mil años de abominaciones papales.


Esperanza y gloria
Pedro P Quiroz


1 comentario - Nuestras Raíces

Romario luna ospino - mayo 5, 2020 at 11:13
Buenas noche
De antemano agradecer, por este materia es tan claro preciso en la enseñanza. Al momento de leer se abrió un entendiemiento a mi vida

Dios lo Bendiga

Si tiene más estudios
Favor me los comparte. Si esta a su alcance

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